Mediante un sistema de relevos de mensajeros a caballo y estaciones de descanso y relevo (los mencionados Ortoo) separados por una media de 200 kilometros, eran capaces de comunicarse entre puntos muy distantes de sus territorios con más velocidad que las tropas y que los mensajeros enemigos.
En un principio el emperador permitió que los comerciantes utilizaran este sistema para sus comunicaciones, pero no tardaron en cobrar un peaje por permitirles utilizar la red de mensajeros.
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